Si en la primera temporada ya se vislumbraron atisbos del lo-quiero-todo (desde el bañador rojo con vaquero alto hasta ese peto de Carhartt con pinta de ser lo menos favorecedor del planeta y que por cierto, sale del propio armario de Gillian Jacobs); la segunda ha sido especialmente dañina en cuanto a ansiedad por hacerse con los looks que Mickey-desastre-autodestructivo-Dobbs luce sin descanso durante los doce capítulos (decimos sin descanso porque esta serie -creada a seis manos entre Leslie Arfin, Paul Rud (Gus) y Judd Apatow- cumple todos los requisitos para verse de atracón, o binge watching, para que su digestión sea mucho más placentera).