La aceptación de la realidad, aunque tardase en asumirse y no fuese en todos los encuentros ni al gusto de todos los socios, se consumó en la temporada 33/34 cuando al fin se hizo ostentación en público del escudo sin corona monárquica. Ausente durante las temporadas 31/32 y 32/33 donde los jugadores no lucieron escudo alguno en sus camisetas, el club madrileño desde la proclamación de la República se vio bastante remiso a lucir el escudo oficial sin corona real en público admitiendo con ello, de forma velada, haber perdido parte de su identidad, una percepción que disgustaba tanto a algunos de sus gestores como a los aficionados que no entendían por qué, aunque hubiese cambiado el régimen político, debían renunciar arbitrariamente a un símbolo concedido legalmente en el pasado.